El diputado perredeista y Presidente del Consejo Nacional de Disciplina del Partido Revolucionario Dominicano, doctor Marino Mendoza se mostró en desacuerdo con el retorno de disidentes de esa organización política como lo propuso el expresidente Hipólito Mejia.
Mendoza afirmó que propiciar el regreso de dirigentes y militantes perredeístas trásfugas, o que negociaron canonjías con el PLD, envía un mensaje nefasto a la sociedad de que en este partido todo se puede, todo vale, porque no hay orden ni disciplina y que cada quien hace lo que le da la gana. De que sirven, entonces, las reglas estatutarias del partido, si jamás se aplicarán por cuanto siempre se encuentra una justificación para los que traicionan en desmedro de las bases y de los intereses del partido.
Dijo que lo que mas debe interesar a los perredeístas en estos momentos es demostrar al país que este partido definitivamente se encamina hacia una nueva forma de hacer política, en la que respeten sus estatutos y se establezca la ética, la moral y la decencia en toda su militancia.
El presidente del Consejo Nacional de Disciplina del PRD hizo saber que jamás comulgaría con un planteamiento como el expuesto por el expresidentes Hipólito Mejia, a no ser que lo impongan los organismos de dirección de la organización.
Recordó que en la tristemente célebre reforma constitucional del 2002, hubo l2 congresistas del Partido de la Liberación Dominicana que se ejercitaron en el transfuguismo político por coyuntura y por conveniencia, y esa organización los expulso sumariamente a todos y dos años mas tarde ese partido asumió el poder, porque correspondió a lo que era el interés de la sociedad respecto a la in conducta de esos legisladores peledeistas. Años después, algunos de ellos retornaron a la organización pero tuvieron que pasar la por la prueba de la sanción disciplinaria.
Jamás puedo estar de acuerdo con esa posición del expresidente Mejìa, pues la misma resulta desafortunada y extemporánea, más aún cuando hace a penas días que el país asistió no a un certamen electoral, sino a un mercado electoral.” Y en ese proceso se puso de manifiesto la capacidad de un gobierno desmedido, pero también se conjugaron la traición de dirigentes y militantes que procuraron primero sus intereses personales y de grupos más que la defensa de los intereses de las bases del partido.
“Lo que se impone en estos momentos son las reglas disciplinarias, y hacer del PRD una organización de orden y de respeto, donde no quepa jamás la traición a los intereses de la organización”, salvo las decisión es que emanen de los organismos autorizados de la dirección del partido.
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