CERRARLE EL PASO A LEONEL
El presidente Leonel Fernández parece más preocupado por presentarse como candidato en las elecciones del 2012, que por enfrentar y resolver la crisis económica que sacude el país.
Al presidente le preocupa su imagen pública, le preocupa su nivel de popularidad. No está dispuesto a pagar ningún costo político por las medidas drásticas que debe tomar.
A grandes males, grandes soluciones.
El Presidente habló como si estuviéramos sumergidos todavía en la campaña electoral.
No sabe que la campaña terminó. Por lo menos para la oposición que se debate entre los errores del pasado y los errores del presente, sin advertir que por el camino que va los errores del futuro serán más graves.
Aunque las medidas anunciadas son insuficientes e intrascendentes, no dejan de tener un corte clientelita y propagandístico.
La focalización de los subsidios a través de la Tarjeta Solidaridad que ahora abarcará un mayor número de familias pobres, seguirá siendo un instrumento político al servicio de la reelección del presidente.
No es casual que luego de anunciar sus medidas el mandatario declarara que someterá el próximo 16 de agosto el proyecto de reforma constitucional que tanto anhela y que tanto necesita para perpetuarse en el poder.
Tras ser declarado ganador de los comicios pasados, el presidente Fernández llamó a todas las fuerzas políticas, económicas y sociales a unirse para enfrentar juntos la crisis.
Llamó a un diálogo franco y sincero a través de monseñor Agripino Núñez Collado, que rápidamente comenzó a trabajar en ese sentido.
El presidente dibujó un panorama sombrío para la República Dominicana y el mundo. Anunció algunas medidas económicas y sociales; la mayoría de carácter demagógico y populista. No terminó bien el discurso cuando anunció que someterá el proyecto de reforma constitucional el día de la toma de posesión. ¿Por qué someter al Congreso un proyecto que divide la nación, que crea discusiones alejadas de una crisis económica que de continuar podría provocar un estallido social?
El presidente está convencido de que la crisis es coyuntural, que pasará pronto, como por arte de magia. El presidente cree en milagros. Piensa que los países ricos y grandes, están obligados a resolver el problema porque son los más perjudicados. Y por lo tanto él no tiene que preocuparse. Que Estados Unidos saque al mundo del problema en que lo metió. Mientras tanto él se ocupa de su reelección en el 2012. Y para resolver esa situación necesita modificar la Constitución de la República ahora, antes de que se le complique el panorama, antes de que la correlación de fuerzas cambie sustancialmente. Ahora es el momento, porque ahora la oposición está dividida, ahora los atrapacheles legisladores cogerán lo suyo para cambiar el artículo 49 de la Constitución que le impide ser candidato presidencial otra vez.
“El Presidente de la República podrá optar por un segundo y único período constitucional consecutivo, no pudiendo postularse jamás al mismo cargo…” Así reza el artículo de referencia. Tras haber sido electo dos veces consecutivamente, el Presidente Fernández no puede optar “jamás” por otro mandato. Así termina su carrera política. Y pasa a ser, como dice Felipe González, una pieza de porcelana china, hermosa, pero que nadie sabe dónde ponerlo.
Más que trabajar por el país, el presidente Fernández trabaja para si mismo. Mantenerse en el poder indefinidamente es su meta. “Mientras Leonel respire que nadie aspire”. Esa es la consigna.
La consigna de la oposición debe ser: ¡Detener a Leonel para siempre! Por supuesto, dentro de un marco democrático, utilizando los mecanismos que el propio sistema y la ley pone a su disposición.
Para detener al presidente Fernández no hay que organizar una revuelta ni propiciar un golde de Estado. Esos tiempos pasaron. Procede, eso sí, un pacto político. Un acuerdo mediante el cual los legisladores de la oposición, junto a los legisladores que responden a las orientaciones del ex candidato presidencial Danilo Medina, dejen el artículo 49 tal y como está. Eso nada más. Dejarle el “nunca jamás”. De ese modo, a menos que no se produzca un autogolpe, algo de lo que no creo capaz al presidente Fernández, termina la Era de Leonel, una Era que no puede continuar, que es el resultado de la trampa y el fraude, del soborno y el chantaje.
El presidente Fernández no actuó correctamente durante el proceso electoral pasado. “Ganó” los comicios a fuerza, no de popularidad que le reportaron los votos para irse en primera vuelta, sino comprando la voluntad popular.
El presidente no ganó las elecciones, las compró, como escribí dos días después de los comicios en este diario. Para impedir que el presidente siga comprando elecciones congresuales, municipales y presidenciales, como lo ha hecho, es necesario pararlo.
Ahora bien, ¿tiene el PRD control sobre sus legisladores? ¿Y el Partido Reformista, lo tiene? Y Danilo Medina que anda reagrupando a su gente, que procura recuperar su espacio dentro y fuera del PLD, ¿está dispuesto a jugarse el todo por el todo enfrentando al presidente Fernández?
Si la oposición impide que se modifique el artículo 49 de la Constitución manteniendo el “nunca jamás”, le habrán hecho un gran servicio al sistema democrático del país.
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