Wednesday, March 07, 2007

¿Qué es el firme liderazgo?

ANTONIO PEÑA MIRABAL

Hay un liderazgo firme en un partido político cuando sus autoridades, y no una sola persona, hacen cumplir los estatutos, normas, principios, reglas, etc., de la organización. No se puede hablar de liderazgo firme cuando se pretende hacer descansar el futuro de la institución en una sola persona, obviando el colectivo para las decisiones de trascendencia. No es lo mismo un liderazgo firme con propósitos meramente electorales-coyunturales, que un liderazgo firme que piense en la institución a largo plazo.
Se puede ser buen candidato presidencial en un momento en que las condiciones son favorables y concluir que existe un liderazgo firme en torno a ese propósito, pero no necesariamente esto tiene que extrapolarse a la dirección de la organización que sostiene la candidatura.
Hay firmeza en un liderazgo cuando el mismo es capaz de fortalecer la institución que le sirve de plataforma para llegar a la toma de poder. Si llegado al poder ese líder obvia al instrumento que hizo posible su hazaña, no pude hablarse de un liderazgo firme, porque un líder verdadero nunca puede pretender ponerse por encima de la organización, mucho menos utilizarla como instrumento para satisfacer egolatrías particulares. El líder firme no trata con desdén al partido que lo llevó al poder, mucho menos negar con los hechos lo que ha sido su historia. Un líder firme nunca puede permitir que la organización se desnaturalice en sus manos y termine haciendo en el gobierno lo que criticaba y cuestionaba a sus adversarios.
Un verdadero liderazgo firma es el que no reniega la plataforma programática que ofertó cuando andaba en busca de votos, mucho menos embarcar a su gobierno y al país en obras monumentales en detrimento de necesidades perentorias de todo el país. El liderazgo firme es el que ante actos desvelados de corrupción de algún funcionario, sin importar si es amigo o compañero, actúa con responsabilidad y envía a ese funcionario a rendir cuentas ante la justicia, en vez de cambiarlo de posición o en vez de ejercer la indiferencia frente al hecho consumado. El liderazgo firme es el que llama a capítulo a cualquier funcionario que la ambición le haya motivado a enviar al Congreso Nacional contratos de compras de equipos con precios sobrevaluados, recibiendo el rechazo del primer poder del Estado.
El firme liderazgo no es simplemente una expresión como se pretende vender, es el resultado de convicciones que se ponen en práctica una vez se tiene la oportunidad. No hay un firme liderazgo cuando desde la oposición se plantea una cosa y desde el gobierno se termina haciendo lo contrario, eso más bien es un liderazgo artificial y endeble. El liderazgo firme está comprometido con la ética en el ejercicio de la política, y no con la destemplada expresión de que "en política todo se puede" como dicen algunos. El liderazgo firme se gana en el ejercicio del poder, siendo consecuente con las ideas que llevaron a él, no renegándolas. El liderazgo firme se soporta en obras que marquen un giro cierto en el nivel de vida de la población, y no en discursos bonitos y cifras gratificantes que no pueden comprobarse en la realidad que se vive.
En una sociedad como la nuestra no todos están en capacidad de entender el significado de firme liderazgo. El pueblo simple, el que con su mayoría social es quien quita y pone los gobiernos, puede entender otra cosa distinta al verdadero significado, lo que crea confusión. Al pueblo hay que hablarle con claridad, no se puede pretender venderle el mismo producto con un empaque diferente, porque cuando se da cuenta de que lo han engañado entonces actúa con saña y sus decisiones son radicales.
Juan Bosch sí encarnó un firme liderazgo que lo llevó a un proceso evolutivo revolucionario en sus ideas, visualizando un instrumento político diferente a lo existente, creando una forma distinta de hacer política que vio consumada su comprobación con los resultados electorales de las elecciones del 16 de mayo del 1990. Ese firme liderazgo que él encarnó nunca tuvo la diatriba ni la simulación como elementos puntales, siempre actuó como pensó y por eso hoy es fuente de inspiración de cientos de miles que los admiramos y damos gracias por su legado. Bosch nunca se creyó por encima de nada ni nadie, siempre tuvo bien claro que era de carne y hueso, y que por tanto no estaba por encima ni del bien ni del mal.

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