El presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas, afirmó que no importa cuánto crezca el Producto Interno Bruto ni cuanto mejore la eficiencia del Gobierno, si en el camino hacia la prosperidad y al desarrollo las mujeres y los hombres no tienen las mismas oportunidades y derechos, y no están sujetos a las mismas reglas y tratos.
"No es más que un espejismo, un engaño y una mentira hablar de que un país progresa, mientras prevalecen patrones culturales, reglas implícitas y prácticas de mercado que marginan y discriminan a la mitad de la población, que son las mujeres, por lo que nadie trate de convencerme de que la democracia por sí sola puede acabar con esta epidemia que es la inequidad entre hombres y mujeres", puntualizó.
El presidente y líder del PRD habló en esos términos durante un acto de reconocimiento que hiciera ayer su partido a sus candidatas a senadoras, diputadas, síndicas, regidoras, directoras de distritos municipales y vocales, con motivo del Día de la Mujer. En la actividad fue juramentada la dirección nacional de la Federación Dominicana de Mujeres Socialdemócratas (Fedomusde), encabezada por su presidenta Janet Camilo.
En el acto habló también Milagros Ortiz y además participaron Peggy Cabral, Melania Salvador, Ginette Bournigal, Ángela Peña y Agne Berenice Contreras, candidatas a senadoras por el Distrito Nacional, San Cristóbal, Bahoruco, Puerto Plata, Montecristi y Elías Piña, respectivamente, así como la esposa de Miguel Vargas, Angelita García de Vargas, y las candidatas a diputadas, síndicas y regidoras en las diferentes demarcaciones del país.
Estuvieron presentes, además, el secretario general, Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez, José Leonel Cabrera, Andy Dauhajre, Luis Abinader y Tony Raful, secretario general, de organización, secretario de la comisión presidencial ejecutiva, director ejecutivo de la Unidad de Políticas Públicas y vicepresidentes del PRD,
Vargas puntualizó que la libertad de escoger, por sí sola, no garantiza justicia, ya que la igualdad de derechos no está definida únicamente en el ámbito de los valores políticos y la justicia social. Justicia es libertad política, independencia económica y equidad social para nuestras mujeres.
Especificó entonces que los niños y las niñas que pasan hambre no disfrutan de derechos humanos, y la niña que es analfabeta, no tiene futuro, así como la mujer que no puede planificar su vida, su carrera, no es fundamentalmente libre.
Vargas dijo que como presidente del PRD está determinado a cambiar, así como lo haría desde un ejercicio de la Presidencia de la República, el futuro de la mujer dominicana, con su apoyo y el de todas las organizaciones que durante décadas han luchado por la igualdad de trato de género.
"No podemos permanecer neutrales frente al drama que enfrenta la mujer dominicana, yo sueño con una República Dominicana en que la mujer pueda contribuir, con todo su potencial, a la construcción de la nación dominicana que visualizaron y soñaron Patria, Minerva y María Teresa Mirabal", planteó.
Dijo estar plenamente consciente que la tarea de lograr la igualdad de derechos para la mujer es titánica, "pero si todos y todas los hombres y mujeres de buena voluntad, aunamos esfuerzos, estoy seguro que triunfaremos".
La mujer necesita el cambio
Vargas expuso que la mujer dominicana es la más necesitada de un cambio que le garantice condiciones dignas de vida y de trabajo ya que sufre a diario los efectos de la actual crisis económica y los desaciertos de las malas políticas públicas del gobierno del PLD.
Dijo que el alto costo de la vida, que hace inalcanzable los bienes de las canasta básica y la escolar, es a la mujer dominicana a quien reclama la mayor cuota de sufrimiento, como también la pérdida de empleos que se ha producido en el país en los últimos 5 años, incluyendo las 76 mil mujeres que han perdido sus empleos en las empresas de zonas francas desde el 2005.
Por igual, agregó, es la mujer la que más padece los estragos de la delincuencia y criminalidad que azotan al país, pues es a la mujer dominicana quien más desvelo, dolor y sufrimiento produce.
Y como si esto fuera poco, es la mujer dominicana quien tiene que soportar que sus hijas e hijos asistan a las escuelas públicas de peor calidad del mundo mientras el Gobierno refleja una indolencia sin precedentes, despilfarrando como ningún otro los recursos públicos.
El despilfarro y la corrupción rampante también elevan el sufrimiento de la mujer dominicana, cuando tiene que procurar servicios de salud deprimentes en los hospitales públicos para ella o para sus hijos.
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