
SORANGE BATISTA
s.batista@hoy.com.do
Desesperación, es la palabra que mejor describe la situación por la que atraviesan los cientos de familias del sector La Barquita, quienes claman a una sola voz la reubicación de sus viviendas, antes de morir ahogado por los ríos Ozama e Isabela que, frecuentemente, los acechan.
El panorama en la empobrecida parte Este del río Ozama era ayer deprimente. Sus moradores observaban impotentes cómo ese río se apropiaba, lentamente, de las casuchas donde viven.
“Mire, anoche yo no dormí. El río comenzó a subir cerca de la medianoche y mis dos niñas (de 5 y 7 años) gritaban diciéndome que nos íbamos a ahogar. Por momentos lloraba con ellas y en otro momento trataba de calmarlas, pero la verdad es que yo no tengo para dónde irme”, expresó Ramona Vásquez, una de las madres solteras del barrio.
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