Entre los de las señoritas y los muchachos hay una puerta intermedia con un signo que muestra una figura mitad mujer y mitad hombre en rojo y azul.
Los transexuales están felices con su nuevo espacio, ahora desde afuera se puede ver frente a los espejos algunos chicos decididamente afeminados arreglándose el pelo y aplicándose crema en sus rostros.
"Cada vez que iban a los baños de los varones eran objeto de burlas, por lo que comenzaron a usar los baños de las chicas", explica.
"Pero esto hizo hizo sentir incómoda a las muchachas y a estos chicos infelices, algo que comenzó a afectar su rendimiento escolar", añade.
La escuela entonces propuso construir un baño exclusivo para los chicos transexuales, una idea que fue muy bien recibida por todos.
"No es un juego"
Triwate Phamanee es un adolescente de 13 años de cuerpo apenas desarrollado quien está seguro de que algún día se someterá a una operación de cambio de género.
"No somos muchachos", me dice. "Por lo tanto no queremos usar el baño de los varones. Queremos que sepan que nosotros somos transexuales".
Vichai Saengsakul, de 15 años, coincide con él.
"La gente necesita saber que la condición de transexual no es un juego. Es la forma en que nosotros vivimos. Y es por esto que estamos agradecido con lo que la escuela hizo por nosotros", dice.
Trato normal
Los chicos transexuales de Kampang tienden a mantenerse siempre en grupo, practicando lo que de algún modo parecen ser exagerados amaneramientos femeninos y por lo general parodiandose entre ellos.
Los alumnos transexuales están encantados con su propio baño. Todavía deben usar uniformes masculinos y aunque el maquillaje no está permitido, algunos logran pasar disimulados con un pequeño toque de lapiz labial y máscara facial.
Por supuesto, a esta edad, cualquier idea de intervención quirúrgica para cambiar
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