Por Olga Capellán.-
No sea que mi familia tenga mejor o peor que los demás ciudadanos, lo cierto es que por lo visto no está muy acompañada de aquello que muchos llaman suerte, siendo esta palabra lo mas que necesitamos los dominicanos, pero no nos llegas ante la indiferencia de aquellos que dirigen los destinos del país, mientras la delincuencia callejera y la criminalidad en general se crece paso galopante, o como hubiese dicho el Dr. Joaquín Balaguer: a paso de vencedores.
Esta es la narración de un pequeño cuadro familiar para no generalizar: hace algo mas de un año mi hermano Ramón fue asaltado por una banda de delincuente, lo tiraron al suelo lo amenazaron de muerte y le robaron el vehículo en que andaba, por cierto de la compañía para la cual el trabajaba.
Era una camioneta de doble cabina y con pocas semanas de uso, en ese entonces no le pasó personalmente gran cosa, pero a un taxista que se encontraba en el lugar y que quiso defender a Ramón (mi hermano) lo golpearon duramente en la cabeza, y para que le sigo el cuento.
Mi hermano puso la querella en la policía, pero estos le dijeron que sólo buscaría a los asaltantes si él los acompañaba para la debida identificación, lo que el asustado trabajador consideró que se trataba de una trampa garrafal y como lógico se negó a hacer la operación, alegando de que eso es un trabajo policial y no del querellante.
Hace apenas unos 8 meses a mi sobrino residente en un paraje de La vega lo asaltaron, le dieron un balazo y le robaron una motor, gracias a Dios y a la intervención de los vecinos no lo llegaron a matar, pero esa era la intención de los delincuentes.
Tengo una sobrina en la capital que en aproximado seis o siete meses la han asaltados tres veces, y esto que ella no tiene nada porque simplemente es una estudiante universitaria, ya ella tiene terror cuando tiene que salir a las calles; porque aunque ustedes no lo crean eso deja un trauma por mucho tiempo.
Mi otra sobrina que estudia en el Colegio Agrícola de La Vega, también fue asaltada hace apenas un par de semanas, pero es que en este país a los delincuentes no se le salva nadie, porque ellos andan dispuestos a buscar los suyos sin importar a quienes se tengan que llevar por delante.
Volviendo a Ramón (mi pobre hermano), Ramón hay Ramón, como en aquella ocasión fue asaltado y vejado brutalmente, quien cogió tanto miedo que cambió de trabajo, pero resulta que ahora tiene un sueldo tan miserable que decidió ponerse a la orden de una Compañía de Taxis para que en su tiempo libre, en hora de la noche hacer algunas horas y así poder completar un dinerito para el sustento de su familia, pero esto se la ha convertido en una verdadera pesadilla.
A Ramón mi hermano que por las noches se convierte en taxista, hace a penas cuatro días volvió a ser víctima de de la delincuencia incontrolable del país y fue nuevamente asaltado, luego de que le pidieran un taxi para buscar o llevar a unas personas al barrio 27 de Febrero.
Esta vez los delincuentes no estaban armados de pistolas, sino de cuchillos y Ramón tuvo la osadía de hacerle frente cuando lo atacaron a puñaladas, pudiendo evadir a ser gravemente lesionado, pero no pudo tampoco evitar que estos maleantes le llevaran más de dos mil pesos que portaba en sus bolsillos.
La historia solo se la cuento del cuadro familiar, ¿pero saben ustedes cuantas familias pasan a diarios por problemas similares o peores que lo que le estoy contando?
Tengo varias preguntas general a quien o quienes me la puedan contestar ¿es que en este país los delincuentes son incontrolables?
¿Cuál es la actitud de las autoridades competentes frente a estos casos?
¿Por qué no se invierte en la gente del país para mejorar su situación y erradicar la criminalidad común y la delincuencia callejera?
¿A que se debe que el despacho de la primera dama de la república tiene mayor presupuesto que la Secretaría de Estado de Educación?, al menos aunque no oficialmente pero esa es la realidad.
¿Cuándo se enfrentarán las autoridades del país de manera drástica contra estos hechos criminales? Para que el pueblo dominicano pueda salir de la prisión en que se encuentra.
En este país los que tienen que hacer no hacen nada, sin embargo cobran salarios millonarios para estar todos los días en la prensa nacional haciendo alarde de lo bien que se está en este país, mientras los ciudadanos comunes no pueden salir a las calles por que se mueren del miedo; porque estos no tienen quienes les guarden las espaldas aún siendo la mayoría de la nación.
Pero que malo es ser pobre y además estar muriéndose del miedo, como vivimos la mayor parte de los dominicanos y, sólo por culpa de un grupito que se han alzados con los bienes que nos pertenecen a todos, mientras nosotros vivimos presos del miedo, ellos viven como príncipes en base a los fondos de Erario Público.
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