Tuesday, September 08, 2009

Hacia dónde...

Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Periodista

El inolvidable amigo Tomás Pujols Sanabia preguntaba en su programa radial en 1964-65, antes de la Guerra de Abril, ¿hacia dónde nos llevarán estos caminos?
Cuando el doctor Joaquín Balaguer y su Partido Reformista Social Cristiano endosaron la candidatura a la Presidencia del doctor Leonel Fernández, para la segunda vuelta electoral de 1996, se unieron maco y cacata con resultados previsibles.
Juntar la moral y la poca vergüenza relaja la moral y viste como decente la poca vergüenza. ¿Dónde estaba la moral y dónde la poca vergüenza? Todos los dominicanos sabemos dónde muchos creían que estaba la moral y dónde la poca vergüenza.
El poder de la palabra, la influencia del discurso, la capacidad de tergiversar los significados, la apariencia, las actitudes de gatitas de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano, comenzaron a ponerse al descubierto.
Toda suerte de bajezas, triquiñuelas, presiones, manejos sucios y actuaciones descaradas acompañaron aquella candidatura. ¿Objetivo? Desarrollar la más formidable campaña de rechazo que producida en nuestra historia, para que el doctor José Francisco Peña Gómez no ganara las elecciones, simplemente por el negro color de su piel.
Durante décadas Balaguer y Bosch aparentaron una rivalidad que nunca existió.
Desde siempre el profesor Juan Bosch fue un segundón del doctor Joaquín Balaguer, en una extraña combinación que bien describió el último cuando dijo que él pichaba y Bosch quechaba. Esa combinación de lanzador y receptor dominó la política nacional durante la última mitad del siglo pasado.
No fue, pues, una coincidencia que el profesor Bosch y el doctor Balaguer develaran su alianza de siempre en aquel acto donde el odio se sobrepuso a la razón. Aquello fue la confirmación de que habían cogobernado el país: el doctor Balaguer como Presidente de la República y el profesor Bosch como Presidente de la Oposición.
El profesor Bosch sirvió como un eficiente comodín al doctor Balaguer tantas veces como fue necesario para que el último se mantuviera en el poder.
No resulta extraño, pues, que los seguidores del profesor Bosch, quienes se autoproclaman como continuadores de su pensamiento, actúen con el irrespeto a los principios morales y humanos aprendidos en la escuela de la doble moral. ¡Cuánto descaro¡
La alianza entre el doctor Balaguer y el profesor Bosch produjo, desde 1961, una interminable cadena de males que culminan con la rampante corrupción y la poca vergüenza con la que funcionarios y personajillos roban al erario, venden influencias y arrasan con todo lo que pueden y exhiben su súbito enriquecimiento.

Ese es el resultado de la unión entre maco y cacata.

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